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Hablemos de dinero

  • Foto del escritor: Cris Hidalgo
    Cris Hidalgo
  • 24 nov 2020
  • 2 Min. de lectura

¿Os acordáis de cuando éramos niños y cambiábamos con cromos o canicas con nuestros amigos?


Éramos ya, sin saberlo, mini-comerciantes en potencia.


A día de hoy se nos hace raro pensar en el acto de compra como un mero intercambio de objetos; pero en épocas pasadas el trueque se convirtió en la forma más común de obtener aquello que no se tenía. Sin embargo, nuestros antepasados no tardaron en darse cuenta de que este no era un método del todo exacto y comenzaron a plantearse alternativas más rigurosas. Entre ellas, lo que se conoce como dinero mercancía. El éxito de esta nueva forma de pago residía principalmente en que su valor como unidad monetaria era equivalente a su valor como mercancía. Sin embargo, el engorroso proceso de fabricación de nuevas piezas hizo que este mecanismo de retribución quedara obsoleto. Así, se dio paso al dinero signo o fiduciario, cuyo “valor intrínseco es inferior al valor que representa”. Esta es la idea del dinero basado en la confianza tal y como la conocemos actualmente, que convive con otras formas más avanzadas como el bitcoin (dinero virtual) al que “respalda”.



LA MONEDA


Dinero y monedas son términos utilizados generalmente como sinónimos sin embargo el concepto de dinero es mucho más amplio. La moneda no siempre se ha usado como una forma de dinero y el dinero no se reduce exclusivamente a la moneda. No obstante, de todas las formas de dinero posibles, la moneda actúa como testigo de la Historia, aportando un sinfín de datos económicos, sociopolíticos y culturales que ayudan a comprender la cotidianeidad del pasado. “La singularidad de la moneda en cada época de la Historia la ha convertido en la forma del dinero más reconocible y perdurable a lo largo del tiempo.”


Desde su “invención”, la moneda ha experimentado diferentes formatos y se ha usado para muy diversos fines: como instrumento del comercio, como medio de pago (impuestos, salarios, servicios del Estado, etc.), como símbolo de prestigio y poder, para mantener riquezas… Pero también se le han otorgado usos más allá de la mera funcionalidad: como soporte de publicidad, como amuleto o joya, como acompañamiento para los difuntos, como ofrenda a las divinidades, como recuerdo personal, etc.


En definitiva, estos objetos a los que tan acostumbrados estamos y que tan poca importancia damos más allá de su valor puramente económico, son lienzos donde se plasma y recoge la esencia política, la ideológica y religiosa (entre otras) de las culturas y las sociedades que las acuñaron.


Interesante, ¿verdad?


👁️‍🗨️ NO TE LO PIERDAS



La colección numismática del Museo Arqueológico Nacional, que abarca desde el siglo VI a.C. hasta el siglo XXI, es la mejor de España en este ámbito y una de las más destacadas a nivel mundial. Está formada por cerca de 300.000 ejemplares y en ella destaca la serie de moneda hispánica, la más importante del mundo. Además de monedas, incluye objetos monetiformes o relacionados con el dinero de todas las épocas, su manejo y su fabricación, así como piezas vinculadas formal, técnica o históricamente con la moneda (como entalles, camafeos o sellos).



¡Esto ha sido todo por hoy! Nos leemos pronto. Mientras tanto, podéis echarle un ojo a mis redes sociales.

 
 
 

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