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ETERNA BATALLA: IGUALDAD, MUJER Y DEPORTE

  • Foto del escritor: Cris Hidalgo
    Cris Hidalgo
  • 19 nov 2019
  • 2 Min. de lectura

¿Cómo le explicas a una niña de seis años que no puede disfrutar de su pasión porque hay una norma federativa que impide que niños y niñas jueguen juntos al fútbol? ¿Cómo le haces entender que lo tendrá más difícil para ocupar un cargo de peso en cualquier Federación por el mero hecho de haber nacido mujer o que será más valorada por su físico que por su aptitud?


Va siendo hora de desmontar mitos y de acabar con esa leyenda negra de que las mujeres son menos capaces. Mireia Belmonte, Carolina Marín, Ruth Beitia, Lydia Valentín, Garbiñe Muguruza, Ona Carbonell… son solo algunas de las mujeres que se han encargado de mostrar al mundo que el deporte femenino no forma parte de un segundo plano.


Durante mucho tiempo, se han desprestigiado y desmerecido los logros de deportistas y equipos femeninos, aun compitiendo en las mismas categorías y bajo las mismas condiciones que los hombres. Si no, que se lo digan a “las niñas de la rítmica”.


Poco a poco se ha ido naturalizando el hecho de que haya mujeres a pie de pista, en direcciones de prensa y comunicación o en Consejos, Comités y Federaciones. Pero si hoy es posible es porque antes llegaron otras mujeres para derribar muros y hacer que, por suerte, ahora sea distinto.


Como sostiene Ana Muñoz, Vicepresidenta de la Federación Española de Fútbol, esta realidad nos acompaña –o más bien nos persigue– desde que la mujer comenzó a tomar partido en el mundo del deporte y también en el de la comunicación. Sin embargo, el hecho de que ciertas actitudes hayan estado ahí “desde siempre” no quiere decir que sean racionales o que deban ser toleradas. A día de hoy, resulta difícil para la mayoría comprender esta situación, pero todo cobra algo más de sentido cuando nos preguntamos por el porqué de esta desigualdad. El problema viene de raíz. “¿Hay suficientes mujeres? La respuesta es no. Pero no porque tenga que haber un número determinado de mujeres, sino porque hay muchas mujeres que valen, que sirven y quieren estar en puestos directivos, pero quienes tienen la llave para que eso sea así son los hombres”.


Sin embargo, cuántas veces hemos escuchado de directores tan conocidos en el mundo de la comunicación como Alfredo Relaño que “las mujeres no son rentables” porque “bajan sustancialmente las ventas”. He aquí otro de los grandes problemas de esta sociedad nuestra. Nadie cuestiona este tipo de planteamientos, igual que nadie se atreve a ir más allá de ellos. Nadie se ha parado a plantearse que, quizás, la gente no demanda este tipo de contenidos porque no los hemos educado para ello.


Ante esta situación, la única solución es una respuesta conjunta. Está en manos de instituciones, deportistas y comunicadores ser capaces de hacer algo mejor. Las mujeres deben seguir luchando por sus derechos desde los terrenos de juego, pero es evidente que se necesita una nueva estructura que permita seguir creciendo en integración y en visibilidad; que se apoye en las instituciones para tomar impulso y en la prensa para darse a conocer al mundo.



¡Esto ha sido todo por hoy! Nos leemos pronto. Mientras tanto, podéis echarle un ojo a mis redes sociales.

 
 
 

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